Los organizadores de la Race Across proponen itinerarios en los que se sitúan bases vivas. Ya sea en formato compacto o itinerante, como la RAF, estas bases se convierten en verdaderos oasis donde recibir asistencia de la organización, de su familia o de su equipo. Damien y su esposa han explotado al máximo este concepto. Con una organización meticulosa, han convertido cada descanso en una parada en boxes perfectamente orquestada. Mientras Damien se dedica exclusivamente a su objetivo de pilotar y superar sus límites, su mujer se anticipa a todo: comidas listas, material optimizado, logística dominada. Esta dinámica, en la que todos desempeñan un papel clave, ilustra a la perfección cómo la semiautonomía puede convertirse en una auténtica palanca de rendimiento en estas excepcionales aventuras de resistencia.
La historia de Carole Vuillier en el mundo del ultraciclismo
Llevo 19 años compartiendo mi vida con Damián, mi marido, y durante todo ese tiempo le he acompañado en su pasión por el ciclismo. Al principio, esto significaba entregarle botellas de agua en las carreras de la FFC. Pero hace cinco años, un desafío completamente loco cambió nuestra rutina: la Carrera a través de Francia, su primer ultra. Sin dudarlo, le seguí en esta extraordinaria aventura, que me transformó de acompañante en un auténtico director de orquesta entre bastidores de sus hazañas.
Preparación meticulosa: desde los mapas hasta los puntos de avituallamiento

En las semanas previas a la carrera, le ayudo a estudiar la ruta en detalle. Miramos el mapa kilómetro a kilómetro y planificamos los tiempos estimados de paso en varios puntos clave del recorrido. Buscamos fuentes, enumeramos las panaderías y minimercados y sus horarios de apertura para avituallamiento, y los visualizamos en Google Earth para que tenga puntos de referencia visuales. También estudiamos los cruces peligrosos y las subidas para conocer la distancia y el desnivel. En resumen, no dejamos mucho al azar.
Los días previos al evento, Damien prepara su moto y todas sus pertenencias. Por mi parte, me encargo de las cajas dedicadas a las bases de vida. Las bolsas de avituallamiento están numeradas con precisión para evitar cualquier confusión entre lo que comerá allí y lo que se llevará. También guardo las lámparas, el equipo de recarga, lo necesario para curar cualquier herida y los artículos de aseo.
Salida: entre la ansiedad y la confianza

Entonces llegó el momento tan esperado, pero siempre difícil para mí: la partida. Tengo que admitir que soy bastante ansioso por naturaleza, y saber que está solo por la noche, perdido en medio de la nada, siempre me asusta, aunque sé que es cuidadoso y experimentado.
Bases vitales: un papel clave en el rendimiento

Me las arreglo para estar en la base una hora antes de que él llegue. Utilizando nuestro libro de ruta, planificamos los pueblos y ciudades por los que pasará, con una hora estimada de llegada. Lo localizo regularmente y ajusto el horario si es necesario. En 1.000 km, nunca nos hemos retrasado más de una hora en total.
Preparo mi pequeño campamento: una mesa de camping, un sillón, su bolsa de ropa de recambio y una regleta para recargar su equipo. Sobre la mesa, preparo un minibuffet de comida variada: dulces, chocolate, embutidos, queso, fruta, compotas y bebidas. El objetivo es que Damián no tenga que preocuparse de nada.
Cuando llega, el tiempo apremia. Le doy la hora, una palabra de ánimo y la hora prevista de salida. Mientras reposta, me ocupo de todo: vaciar y llenar las alforjas, cambiar las luces, limpiar rápidamente la moto, comprobar los neumáticos y ayudarle a cambiar según la previsión meteorológica.
Asistencia cuidadosa
Si tiene tiempo para una pausa para dormir, gestiono cuidadosamente la duración y le despierto a la hora acordada. Cada parada se optimiza para que pueda descansar y repostar sin perder tiempo innecesariamente.
Antes de que vuelvan a ponerse en marcha, les doy palabras de ánimo, les hablo de las diferencias que hay entre ellos y sus adversarios, y me aseguro de que se vayan con confianza. Luego guardo todo para estar listo para la siguiente base.
El estrés de las carreras de ultradistancia
Race Across es muy estresante para mí. Durante 48 horas, no duermo. Pero cuando cruza la línea de meta, siempre es con un alivio inmenso y un orgullo infinito, sea cual sea el resultado.
Una familia, una fuerza
Por mi parte, siempre me alaban por mi compromiso y mi meticulosa asistencia. Y, sin embargo, todo me parece tan natural. Estos momentos son verdaderos momentos de compartir entre nosotros. Sé que mi presencia y mi apoyo le permiten superarse.


Entrevistas con amigos y familiares en la base
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